lunes, 23 de mayo de 2011

¿DONDE VA LA GENTE CUANDO LLUEVE?

¡¡¡¡¡¡¡ A VER AL LIIIIIIIIIIIIIITOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!

El pasado cobra vida en el recuerdo de Teótimo "La Loca" Palavecino

 Gracias "Loca", por regalar tu sonrisa

 Qué difícil sería imaginarnos a esta querida ciudad sin el pelo blanco y los bigotes negros de "La Loca" Palavecino surcando las calles con su sana sonrisa y ese saludo espontáneo que nunca pasa desapercibido. Lo conocemos desde muy niños -por eso nos permitimos tutearlo- a este hombre de humor infantil que nació un 19 de abril de 1918, en Minas, en el barrio Valavar, y que concurriera a la querida Escuela Nº 1. Lo bautizaron "La Loca" -según nos contó- el "Chino" Méndez y el "Zaguero" Berrondo, ambos compañeros de su Lito del alma.

 Cuando le preguntamos por los amigos que el tiempo le dio, nos contestó; “Ah... tengo lotes". Ser hincha de Lito es un sentimiento que, si bien no es compartido por grandes multitudes, encierra mucho de especial. Sus hinchas lo sienten así. Recordamos cuando un día nos entreveramos en un picado con Carlos Cardinal y en su buzo lucía el letrero "Soy de Lito... ¿y qué?" Más allá de la broma de Carlos, hemos comprobado ese especial sentimiento al entrevistar tiempo atrás a otro litense de corazón, don Rómulo Nogueira. "La Loca" nos dice con un dolor que para nada hace mella en su adhesión; "Mirá que Lito ha estado años en la B, ¿eh?..."


 -¿Cuándo empezaste a defender los colores de Lito?

 -Arranqué a jugar en Lito cuando tenía 16 años. La cancha de Lavalleja estaba en la avenida de la Estación, con sus eucaliptus, donde está la fábrica de cartón. Aquellas eran las llamadas reservas. Lito tenía la sede en la plaza Rivera, frente a la sede de Nacional.

 -¿Qué jugadores de aquel tiempo te vienen enseguida a la memoria?

 -"La Vieja" Soller, Eduardo Devoto, que tenía los ómnibus, el "Negro" Reyes, el "Tito" Guillén. Todos esos íbamos allá a jugar con un par de alpargatas. La pelota no era como la de ahora. La de antes era con un tiento. Después vinimos a jugar al Barrio Olímpico, al campito de los Albístur. Jugué en un campeonato de barrios que hicieron en el Estadio, donde ahora está la plaza de deportes. Para bañarnos teníamos una casilla de lata. Había que aflojar la piola y caía el agua. En ese entonces era la cancha más linda para jugar. Estaba toda alambrada. Después empezamos a juntarnos en la sede de Nacional. Jugaban José Portugués, Rulo Amestoy, "Lalo" Balduvino (el de la fábrica de mosaicos, que organizó Lito) "Beto" Luppi... Trabajaba en la Panadería Bevilacqua cuando eso. De noche, Santiago Dosetti venía a la panadería y hacíamos una torta para todos nosotros. Empecé a jugar en la reserva, en el tiempo en que jugaban en primera Narciso Guainaga, el gaucho Ardá, Aviaga... En la esquina de Bevilaqcua se hacían aquellos famosos carnavales con tablados que eran un espectáculo. El Chanta Rodríguez hacía el famoso tablado. Pintaba que era un infierno.

 -Siempre en la plaza Rivera...

 -Todo era en la plaza Rivera. Todo era la plaza Rivera. Te hablo de donde me crié y donde yo estuve, en el Barrio Balavar, en la Plaza Rivera. Estaba el almacén de Velázquez y Casimiro Fernández. Nacional hacía tortas fritas en la sede y veníamos nosotros los de Lito; cuando hacíamos nosotros íbamos también. En Nacional, en la directiva tenía un amigo que fue intendente, Eduardo Díaz. También estaba el negro Benedito. Yo era muchacho y se juntaban Eduardo Díaz, un viejo, Zeballos... y alguno más. Yo les cebaba mate y ellos jugaban al solo. Ya en la primera de Lito jugaba Juan María Otegui, que fue lo más grande en el fútbol de acá. Lo llevaron a Motevideo y como no le gustaba se escapó de la sede de Nacional y se vino, porque no quería jugar. Un día lo suspendieron por abuso. Dijeron que era por juego superior pero no, era por abuso, por abusar de sus condiciones. Le sobraba el juego. Lo vi tirar un penal de taco... El golero en ese entonces era el "Lobo" Clérici. Yo jugaba de puntero. La línea media era fabulosa, con el negro "Chencho" Reyes, Juan María, y el Tito Guillén. Jugaban los gallegos Muñoz, Narciso Guainaga... Lito era un lujo. Lito ganaba... Nacional también tenía un cuadrazo.

 -Hasta que Lito empezó a decaer...

 -Después siguió Lito, y siguió Lito, y ya vinimos para abajo y para abajo. Bajó y ya no surgían más. El fútbol de antes era distinto. Íbamos a la cancha a practicar. Corríamos un rato y nos veníamos, y ya estaba. Nos decían "che, mirá que mañana tenemos un partido", y no precisaba más.

 -¿Cómo era el fútbol de antes?

 -Antes se jugaba mucho mejor. Toda la vida. Había otra clase de juego. Antes si a mí me dabas un peso, me dabas, y si no era lo mismo. Yo me compraba un par de alpargatas para ir a jugar. Ahora si no te dan una heladera o qué se yo... Antes se jugaba por el amor que se sentía por el cuadro. No había problema. ¿Vamos a jugar mañana? Y bueno, vamos, nos reunimos y vamos. Y nada más. Antes no se sentía como ahora "fulano marcó recio". No, no , no... El juez decía "siga el juego, siga el juego". ¿Caíste? Bueno, "siga el juego". Ahora se tiran para que les cobren. No había mala intención, pero se jugaba más fuerte, y el juez dejaba jugar más. Me acuerdo de Tais, que era el juez, del Gato Aníbal, de García... Antes era distinto. Se jugaba por un amor, de los barrios y del cuadro. Toda la vida... El fútbol de antes era un espectáculo. Porque todos se jugaban por el amor a la camiseta. Ahora no podés ni ir al fútbol. De repente si yo digo "Dale Lito, juega, apretá, dale" ya me gritan "andate, viejo podrido..."

 -Contanos sobre la rivalidad y la amistad que existía entre Lito y Nacional...

 -Lito y Nacional se entrenaban donde está ahora el Sanatorio, en un campito. Adentro de la cancha hacíamos cada cosa... cada chiste, cada pavada hablábamos. De repente también habían problemas. Yo era amigo de fulano, pero capaz que venía de vivo y yo lo relajaba. Él también me relajaba y por ahí nos desafíabamos a pelear. Pero después ¿sabés qué? terminaba todo en una situación amistosa. Hacíamos cada anécdota compartiendo tortas fritas... Porque siempre teníamos tortas fritas. Si ganábamos o si perdíamos, yo estaba siempre; "¡a las tortas fritas!". Como hace poco, cuando salimos campeones. Algún vinito, alguna comidita también se compartían. ¿Sabés dónde se discrepaba? Cuando Lito, que era de la misma plaza, tenía que jugar con Nacional. No había "tu tía". Esa era la hora de la realidad. Santiago Dosetti, que fue lo más grande como escritor, tenía la sede de Nacional y lo de Bevilacqua a media cuadra; del otro lado la sede de Lito. Venía de noche a la panadería de Bevilacqua a comer "coca" que le decíamos, un pedazo de masa que hacíamos, larga así. Era una amistad grande, pero adentro de la cancha ya era distinto. Ahí se disputaban los puntos. Había que ganar, fuera como fuere. Jugué un año en Nacional. Una vez -no sé qué tuve yo- jugué un año en Nacional, en el tiempo de Gregorio Bermúdez, el negro Benedito, Eduardo Díaz, que fue intendente y que me dio trabajo. Estaba la Lunga Martínez, que era el secretario de él.

 -¿Algún partido en especial de aquel viejo clásico?

 -Me acuerdo que estábamos jugando el descenso en la cancha de Central. El golero de Nacional era Gil, hermano del obispo. Un golerazo... También tenían al Lalo Balduvino y a Cassarino, que eran la pareja de backs, a Capuchini, al Pardo Guido... Estábamos jugando para no descender. Era un partido bárbaro. Cero a cero y Juan María jugando. Tiraba la pelota que te la ponía donde quería. La levantaba, la traía aquí, la sacaba por allá, de taco... era un crack. Igual que el negro Luciano Pintos en Central, que fue a Montevideo y lo corrieron porque tenía la damajuana de vino abajo de la cama. Juan María me hizo señas y yo me coloqué allí. Iban cero a cero y teníamos que ganar. Hubo un foul afuera del área, él tira la pelota, yo que entro a la carrera, la cabeceo y gol. Uno a cero ganamos. Al segundo partido, con Olimpia, me quebraron. Después había que jugar la final para salvarnos del descenso y ganó Lito uno a cero, con gol de Carlos Corbo, hermano de la Corvina que le dicen allá en el puente. En la cancha de Lavalleja jugó la selección. Jugaba Pintos, Jaureguito... ¡Cómo jugaba! Urrutia... Yo estaba de suplente. No alcancé a jugar. Habían iluminado la cancha. Se jugó una semifinal ahí.

 -¿Qué otros cuadros eran fuertes?

 -La Estación... ¡qué cuadro! Jugaba el Pitico Gómez, los Amarelli. Ah, pero eran unos cracks. ¡Olimpia! Jugaban los Vilches, el Pelo Gómez... Y la forma en que lo acompañaba la gente... Sportivo, con Naná Villalba, el Chivo, el hermano, Bastón, el Coronel del Cuartel. Levrine fue el hombre que vi patear más fuerte a la pelota. Donde encontrara un rival en el camino lo desmayaba. -¿Los mejores goleros de aquel tiempo? Gil, Narciso Guainaga de Lito, el Loro Clérici, Carlitos Pérez (¡qué golero!), el Tito Álvarez, el Cafiolo Acosta, de Sportivo. Te estoy hablando del 20 y pico para arriba. -De los delanteros... Levrini por ejemplo. Eran técnicos. En cualquier momento te hacían un gol magistral. Félix Vilches de Olimpia, Juan María Otegui, Luciano Pintos, Olivera Cardozo de Central, militar del Cuartel.

 -De tantos jugadores buenos ¿cuáles fueron los mejores?

 -En Minas, los mejores jugadores que vi en mi vida fueron el Negro Luciano Pintos y Juan María Otegui. Eran unos cracks. Te la dominaban, te la pisaban, te la traían, te la llevaban, iban, venían. ¡Ah!, eran unos cracks. Lo llevó Racing al negro Pintos. Se mamaba, tenía guardadas su damajuana y lo echaron. A Juan María lo vieron y se lo llevaron. Se vino porque él quería Minas. Él pasaba con nosotros... Y tenía plata ¿eh? Pero pasaba con nosotros...

 -¿Cuál fue el lateral izquierdo que mejor te marcó?

 -Fue uno de Central, Fleitas, un crack. Con nosotros estaba el "Capuccino" Hernández, que también era sensacional. En Olimpia, el "Soplido". -Nogueira trajinando como siempre... -El Bebe sí, toda la vida. Fue uno de los fundadores de Lito. Es como un ídolo del club. Estuvimos muchísimo tiempo juntos en Lito, y con el Coco Bevilacqua, que trabajó años en la Corporación, de guarda.

 -¿Cómo se ha portado Lito contigo?

 -¿Conmigo? Siempre bien.

 -Y más acá en el tiempo, ¿qué jugador destacarías?

 -Después en Lito me convenció, porque jugaba muy lindo, pisaba bien la pelota, la llevaba... el Vintén Hernández. Yo era muy hincha de él. De Barrio Olímpico, Montero y los Colmán. Yo fui un poco hincha de Barrio Olímpico. ¡Qué cuadrazo tenía! En Olimpia, a la altura de José María Bengoechea estaba "La Julieta" Gastambide. Mirá que "La Julieta" era palabras mayooores... El Cacho Díaz...

 -La Rambla ocupa un lugar muy querido en tus recuerdos...

 -Estoy en la Rambla desde el tiempo de Tellos. Me acuerdo del cuadro El Canilla, donde estaba el "Chino" Méndez, Siboldi, Meroni, el Negro Cololó. La sede de El Canillita estaba en Domingo Pérez y Miguel Barreiro. Y practicamos del lado de abajo. Yo era muchacho, iba con ellos por ir nomás. Cuando la pelota caía al agua, teníamos una caña con una red, la embocábamos y la traíamos. La negra Petra era una crack. Era la presidenta de las damas de La Rambla. Iba con las hijas y las nietas. 10 o 15 mujeres se juntaban siempre. Teníamos la hinchada más grande que se conoció acá en Minas. La barra bullanguera la hacía yo. Se armaban unas fiestas extraordinarias. Amílcar Montero y Sentena eran los presidentes de La Rambla. Nos organizábamos para jugar a la lotería, para compartir el chocolate. Un día estaba el "Toto" Díaz encargado de la Sede, y había colgado unas bolsas para boxeadores. Cuando las damas del club llegaron de nochecita (porque se arrimaban como a las siete, ponían todo para el chocolate y se quedaban como hasta las diez u once) se encuentran con las bolsas colgadas... Estaban practicando boxeo. Dieron vuelta para atrás malísimas. Aquella sede era una cosa fabulosa. ¡Qué gente! Cuando salimos campeones de la B vinieron de Lavalleja y Barrio Olímpico a felicitarnos. ¿Vos sabés los bailes que organizaba yo en la Rambla? Las viejas, sentadas en la vereda, miraban. Venían las muchachas del bajo, que no se metían para nada, a mirar nada más. Había autos por todos lados. Yo disfrazado de Miss Rambla...

 -Otro capítulo aparte es Olimpic...

 -Hombres como Rubens Fernández, para ese Olimpic, no ha habido nunca. Trabajé años con esa gente. ¡Qué conjuntos brasileros paraban ahí! Cada acordeones a piano... Y yo los atendía. ¡Qué propinas en ese entonces me dejaban! Me acuerdo que estaban Calvo, el de la óptica de la galería, Danilo Lecuona, Rubens Fernández. ¡Los karatecas que venían! ¿¡Y los espectáculos de boxeo?! Me acuerdo que yo solo pintaba todo el gimnasio. Antes era una cosa bárbara y después empezó a decaer. El "Conejo" Díaz estaba en la cantina, que estaba muy bien, con Pitamiglio. Una vez vino River de Montevideo, con Markarian y el "Petiso" Ventura. De noche llegaba Paravís, que toda la vida fue de River. Eran las 11 y las 12 y Paravís estaba dele y dele con el canto. Se pasaba... Era un lujo verlo sentado ahí, con la botellita de whisky. No me olvido más que siempre le pedía; "cantame 'La loca del Bequeló'. En el tiempo de Rubens era una gloria ese gimnasio. En una semana de Lavalleja, aquella famosa que hizo Salaberry, no daba abasto yo para atender la gente. Y qué cuadrazo Olimpic... Los "bichitos colorados" les gritaba yo. Eso no va a ser más así de nuevo. Es como el fútbol. Era otra clase de gente.

 Así llegó a su fin una entrevista que nos deja profundamente satisfechos. Pensamos que ustedes la han disfrutado tanto como nosotros, por tratarse de un hombre tan rico en su sencillez, de un hombre que vivió el deporte como un hermoso pretexto para cosechar amigos y disfrutar cada momento como si fuera el último. Gracias "Loca", por tu sonrisa. Por haberte conocido desde niños y por comprobar que -a diferencia de otros- no has cambiado con el paso del tiempo.



N. de R.: Dios ha querido que "La Loca" ya no esté físicamente entre nosotros. Como cada vez que se marcha un ser querido, la ciudad no es la misma, pero en el alma popular sigue latiendo la presencia de sus personajes entrañables.


Publicado en semanario Arequita

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